Es muy importante que tengamos siempre bien controladas todas nuestras tarjetas, ya que si las perdemos o nos las roban sin darnos cuenta, corremos el riesgo de que las utilicen hasta que avisemos a la entidad en concreto para que las bloquee. Y, dependiendo del tiempo que pase hasta que eso ocurra, podemos llegar a perder una cantidad de dinero considerable.
Por lo tanto, cada vez parece más evidente y necesario contratar seguros que puedan proteger nuestros plásticos ante este tipo de imprevistos, ya que generalmente la única protección que incorporan estos, es un simple panel de firma, sencillo de falsificar.
Hay comercios que piden el DNI o cualquier documento de identidad en el que figure nuestro nombre junto con una foto nuestra, para asegurarse de que es la persona correcta la que hace uso de la tarjeta y no se trata de un fraude.
Aunque es cierto que, dependiendo de la zona en la que nos encontremos, las medidas de protección para las tarjetas son más o menos completas. Aquí en Europa, la gran parte de los plásticos que circulan por el mercado requieren de un pin que suele ser de 3 o 4 dígitos para poder confirmar las compras o para realizar operaciones como retirar dinero del cajero, etc. Cabe destacar que, con las medidas de seguridad para evitar contagios por la pandemia, hasta una determinada cantidad de dinero nos es posible hacer compras sin necesidad de introducir dicho pin.
Por lo tanto, en las transacciones en línea observamos que las tarjetas es mucho más vulnerable a los fraudes. Especialmente en aquellas en las que apenas se gasta una cantidad pequeña de dinero, ya que ni el comerciante ni el usuario las suelen pasar por alto, hasta que ya es demasiado tarde. De esto se aprovechan muchos estafadores, pero no es el único truco del que disponen para hacer un uso indebido de nuestros plásticos.
Suplantación de identidad
Uno de los métodos más conocidos de los que disponen, es la suplantación de identidad, y este acto a su vez se puede dividir en dos categorías, la de fraude en la solicitud y la de toma de la cuenta.
Podemos definir un fraude en la solicitud como el momento en el que el fraude hace uso de los documentos que ha usurpado al usuario real, y de este modo abre una cuenta con el nombre de dicho usuario. Para poder hacer esto, normalmente basta con hacerse con cualquier factura del usuario real, así como también pueden falsificar determinados documentos si así lo consideran.
En la toma de la cuenta, el objetivo del delincuente es robar la cuenta de la que dispone el usuario original, algo que a día de hoy puede hacerse mediante simples mensajes de texto en los que el estafador se hace pasar por la entidad del usuario y le pide que acceda a la web mediante un enlace. Si el usuario accede a él, inmediatamente le serán requisados todos sus datos y el estafador podrá acceder a sus cuentas y apropiarse del dinero que desee.
Skimming
Otro de los métodos que más se llevan a cabo para el robo de tarjetas, es el Skimming. Mediante este método, el estafador roba información sobre la tarjeta de crédito cuando el usuario se encuentra realizando una transacción de manera totalmente legítima. Este tipo de robo puede realizarse por medio de una fotocopia del recibo de compra en la que figuren los datos de la tarjeta, o bien por medio de un aparato denominado skimmer, que guarda los números de tarjeta de las víctimas que van a ser o que ya han sido estafadas.
Carding
En muchas ocasiones, cuando perdemos nuestras tarjetas o nos las roban sin que nos enteremos, el ladrón debe asegurarse de que esa tarjeta continúa activa, y por tanto dispone de dinero. Para poder hacer esto, recurre al Carding. El estafador accede a una web en la cual introduce la información de la tarjeta para realizar una transacción, normalmente muy pequeña. Si esta se realiza con éxito, es que hay dinero en la tarjeta y se puede continuar usando de manera fraudulenta sin que el emisor se de cuenta, o al menos sin que se de cuenta de manera inmediata.
Ataque BIN
Por último, pero no menos importante, nos encontramos con el Ataque BIN. Este consiste en aprovecharse los intervalos de códigos BIN para hacerse con el acceso a una tarjeta. Claramente, el estafador debe poseer conocimientos tecnológicos avanzados.