Cómo funcionan las tarjetas para menores

En la actualidad, las tarjetas bancarias para menores se han convertido en una herramienta esencial para enseñar a los jóvenes a gestionar sus finanzas de manera responsable.

Estas tarjetas permiten a los niños y adolescentes realizar compras, tanto en establecimientos físicos como en línea, y retirar efectivo, siempre bajo la supervisión de sus padres o tutores. A continuación, exploraremos cómo funcionan estas tarjetas y qué opciones existen en el mercado español.

¿Qué son las tarjetas para menores?

Las tarjetas para menores son instrumentos financieros diseñados específicamente para niños y adolescentes. Su objetivo principal es fomentar la educación financiera desde una edad temprana, permitiendo a los jóvenes familiarizarse con el uso de medios de pago electrónicos y la gestión de su dinero.

Estas tarjetas suelen estar vinculadas a una cuenta bancaria controlada por los padres o tutores, quienes establecen límites y supervisan las transacciones.

Tipos de tarjetas para menores

Existen principalmente dos tipos de tarjetas para menores:

  1. Tarjetas prepago: Funcionan de manera similar a una tarjeta de débito, pero requieren que se cargue previamente un saldo específico. Los menores solo pueden gastar el dinero que se ha cargado en la tarjeta, evitando así posibles descubiertos. Por ejemplo, la Tarjeta Prepago Mini del Banco Santander permite a los jóvenes realizar compras y retirar efectivo, siempre que dispongan de saldo en la tarjeta.
  2. Tarjetas de débito: Están vinculadas directamente a una cuenta bancaria y permiten a los menores acceder al saldo disponible en dicha cuenta. Los padres pueden establecer límites de gasto y supervisar las transacciones. Un ejemplo es la Tarjeta de Débito imaginTeens de CaixaBank, diseñada para jóvenes entre 12 y 17 años, que ofrece control parental y herramientas educativas.

Características principales

Las tarjetas para menores suelen compartir las siguientes características:

  • Control parental: Los padres o tutores pueden establecer límites de gasto, bloquear o desbloquear la tarjeta y recibir notificaciones de las transacciones realizadas.
  • Educación financiera: Muchas entidades ofrecen aplicaciones móviles asociadas que enseñan a los jóvenes a gestionar su dinero, establecer objetivos de ahorro y comprender conceptos financieros básicos.
  • Seguridad: Estas tarjetas suelen incluir medidas de seguridad como códigos PIN, alertas de transacciones y la posibilidad de bloquear la tarjeta en caso de pérdida o robo.

Beneficios de las tarjetas para menores

Incorporar una tarjeta bancaria en la vida de un menor ofrece múltiples ventajas:

  • Aprendizaje práctico: Los jóvenes aprenden a manejar su dinero, planificar gastos y ahorrar, desarrollando habilidades financieras esenciales para su vida adulta.
  • Autonomía controlada: Permite a los menores tener cierta independencia en sus compras, siempre bajo la supervisión y control de sus padres.
  • Seguridad frente al efectivo: Reduce la necesidad de llevar dinero en efectivo, disminuyendo el riesgo de pérdida o robo.

Consideraciones al elegir una tarjeta para menores

Al seleccionar una tarjeta para un menor, es importante tener en cuenta:

  • Edad mínima requerida: Algunas tarjetas están disponibles para niños a partir de los 10 años, mientras que otras requieren una edad mínima de 12 o 14 años.
  • Comisiones y costos: Verificar si la tarjeta tiene comisiones de emisión, mantenimiento o por recarga. Por ejemplo, la Tarjeta Prepago Open Young de Openbank no tiene comisiones de emisión ni mantenimiento.
  • Herramientas educativas: Optar por tarjetas que ofrezcan aplicaciones o recursos educativos para fomentar la educación financiera del menor.
  • Flexibilidad y control: Asegurarse de que la tarjeta permita a los padres establecer límites y supervisar las transacciones de manera sencilla.

En conclusión, las tarjetas para menores son una excelente herramienta para introducir a los jóvenes en el mundo financiero de manera segura y controlada. Al elegir la tarjeta adecuada, se puede fomentar la responsabilidad y el conocimiento financiero desde una edad temprana, preparando a los menores para una gestión eficiente de sus finanzas en el futuro.