En los últimos años, las tarjetas de débito han mostrado un importante avance en cuanto a la cantidad de usuarios, así como a las condiciones de seguridad que otorgan.
Hoy por hoy, el 82% de los españoles de entre 18 y 55 años poseen y utilizan al menos una tarjeta de débito en sus operaciones.
Sin embargo, este medio de pago aún no gana la batalla frente al efectivo. Tan sólo un 15% de los usuarios de tarjetas de débito declara utilizarla diariamente.
De esta forma, el efectivo continúa teniendo mayor preponderancia a la hora de efectuar pagos de sumas pequeñas.
Las causas más comunes por las que recurrimos al uso de una tarjeta de débito, frente al efectivo, están relacionadas con la comodidad. No cargar con efectivo, poder pagar en forma rápida y sencilla sin tener que recurrir a un cajero o un banco, y la posibilidad de obtener descuentos u otros beneficios adicionales como pueden ser regalos o los puntos, son las principales.
Sin embargo, la penetración de este medio de pago en las actividades diarias, aún dista mucho de ser total. Para las compras de importe inferior a 25 euros, el 70% de los españoles aún prefieren el efectivo. Esta situación deriva de la inmediatez de este tipo de operaciones así como de la aceptación de las tarjetas por parte de los comerciantes, en este rango de valores.
Los gastos que los comerciantes deben pagar, por las operaciones con tarjeta, así como la demora que se les genera para su cobranza, hace que muchos comercios pongan topes mínimos para aceptar el pago con tarjeta (sea de débito o de crédito). Otras veces, los comerciantes imponen recargos para las compras con tarjetas de débito por importes pequeños.
Otro tema que limita el uso de la tarjeta de débito como medio de pago, es la seguridad. Muchos españoles manifiestan que usarían más la tarjeta de débito si fuera menos vulnerable ante el fraude.
En este sentido, las principales cajas y bancos han incorporado la tecnología Chip EMV a sus medios de pago. Así, mediante un chip se logra una mayor seguridad en las operaciones, ya que se requiere que el cliente digite su código secreto para poder concretar el pago.
Para las entidades aún queda como barreras a quebrar las estadísticas, que exponen que sólo el 42% de los españoles que poseen una tarjeta de débito, le da a este medio de pago al menos un uso semanal, así como el 33% que tan sólo la usa mensualmente.