Los métodos de pago a través de Internet se han multiplicado de manera exponencial con las crisis del Coronavirus. Es una respuesta normal al crecimiento del comercio electrónico y la aceptación del mismo por parte del usuario. Dentro del estos métodos de pago sigue ganando una cuota muy importante del mercado la tarjeta virtual.
Se trata de un producto que presenta grandes ventajas a la hora de realizar compras en Internet, aunque, es cierto, no todas las tarjetas virtuales funcionan del mismo modo.
Qué son y cómo funcionan las tarjetas virtuales
Se trata realmente de un mecanismo muy sencillo de funcionamiento. Se crea una tarjeta bancaria que presenta todos los datos habituales en este tipo de productos, numeración de identificación, fecha de caducidad, CW2… en algunos casos se tratará de una tarjeta física, simplemente con una diferencia básica, no posee banda magnética, en otros casos ni siquiera existirá la tarjeta más allá de tener atribuidos los citados datos.
En cualquier caso se trata de un producto de uso exclusivo para las compras a través de Internet o los pagos a distancia, ya que, por ejemplo, puede servir también perfectamente para un pago vía teléfono de una factura.
Se trata de tarjetas prepago, es decir, tarjetas en las que sólo existirá el disponible que habíamos cargado previamente, y por tanto, en el peor de los casos, no repercutirá ni contra el saldo en encontrar crédito de nuestras cuentas en las que se encuentre asociada.
Cuánto cuesta una tarjeta virtual
Generalmente se va a tratar de una tarjeta gratuita, o la que no se cobrará ni coste alguno de mantenimiento y coste de suscripción. Sin embargo, a la hora de solicitar la contratación de uno de estos productos, debemos tener en cuenta que algunas entidades realizan cargo de comisiones sobre las operaciones de carga de la tarjeta, es decir, cada vez que recarguemos nuestra tarjeta pagaremos una comisión brindada por operación, esto, repetimos, es en algunas ofertas ya que encontraremos también en el mercado propuestas que no nos exijan comisión alguna por las operaciones y resulten totalmente gratuitas a todos los efectos.
¿Son baratas entonces las tarjetas prepago?
Indudablemente estamos ante un modelo de tarjeta muy barato, por no decir el más barato. Debes pensar que esta tarjeta sólo funciona a través de las recargas que realiza, estas recargas a su vez se hacen contra tus cuentas bancarias o tarjetas de crédito, pero inicialmente no presentan coste ni comisión por la recarga con lo cual, realmente, solo asumirás el gasto que realizas, nada más.
Por otro lado no son tarjetas que vienen a presentar costes de mantenimiento ni de contratación inicial, por lo cual, tampoco en este sentido aportan más gasto que cualquier otro tipo de tarjeta, de hecho aportan menos generalmente.
Por último si pensamos en ellas como en un elemento importante para poder controlar mucho mejor nuestros gastos, y por tanto, ahorrar siendo beneficiosas para nuestro bolsillo, el círculo se cierra y efectivamente se puede hablar de estar ante un producto barato y con beneficios, por encima incluso de la tradicional tarjeta a débito, ya que en este caso el gasto se ciñe exclusivamente a lo previsto.