A pesar de que el volumen de compras en Internet ha subido notablemente en nuestro país en los últimos cuatro años, seguimos manteniéndonos muy a distancia de otros países del entorno europeo en este sentido. Uno de los motivos fundamentales es la desconfianza que el usuario medio español muestra sobre los sistemas de pago en Internet. Productos como las tarjetas virtuales aparecen en el mercado precisamente para tratar de paliar este miedo y convertirse en opción de pago por encima de otras.
A pesar de las garantías de seguridad cada vez mayores a tal efecto, lo cierto es que seguimos desconfiando de los pagos online y por extensión dudamos en cómo hacer frente de mejor a estos pagos.Indudablemente debe a pesar de los numerosos sistemas existentes, las tarjetas siguen siendo la mayor fuente de pago en la red. Sin embargo, la decisión del modelo de tarjeta a utilizar para estos pagos no está tan clara. Por un lado son muchos los usuarios que siguen utilizando su tarjeta de crédito habitual, aunque, por otro lado, ha crecido de manera exponencial la oferta de tarjetas virtuales. Analizaremos los pros y contras de ambas opciones.
No es éste un debate simple. Lo cierto es que ambas opciones tienen seguidores y detractores, aunque, también es cierto, que si tuviéramos que sumar de ambos modelos a aquellos usuarios que se muestran convencidos de un uso indistinto del producto la balanza acabaría inclinándose a favor de la tarjeta virtual a la que todos reconocen bondades a la hora de la compra en Internet.
Lo cierto es que para quienes confían más en los sistemas de pago en la red, que no es precisamente el caso del usuario medio español, el uso de la tarjeta de crédito supone un problema relativamente menor si lo comparamos con lo que se supone al usuario en nuestro país, la ventaja de la tarjeta de crédito es evidente, puede realizarse a un pago acreditado, puede aplazarse el pago, en definitiva se puede jugar con el modelo de compra y los plazos de pago de la misma.
La debilidad teórica de este sistema de pago a partir de una tarjeta de crédito está por un lado en los riesgos habituales de este producto, es decir, el sobreendeudamiento o el mal uso del crédito, así como en el nivel de valoración de la seguridad en los pagos en la red que el usuario quiera aplicar. La teoría dice que la red es segura, sin embargo también es cierto que hace poco como sabemos se detectó una gran vulnerabilidad que afectaba a los sistemas de pasarelas de pago de las tarjetas de crédito.
A favor de las tarjetas virtuales está el hecho de la seguridad, se trata de tarjetas cuya función básica es la compra por Internet e independientemente de que tenga formato físico o no su uso es ese. Funcionan de manera similar a las tarjetas prepago, es decir, sólo podremos realizar pagos en función del dinero que hayamos cargado previamente, lo que, elimina cuestiones como el pago a crédito o el aplazamiento de pago, ya que a no ser que carguemos la tarjeta virtual desde una tarjeta de crédito, el crédito no existe.
Por tanto la principal ventaja está en la seguridad del producto y su idoneidad para el medio en el que se inserta su funcionalidad.