¿Se puede cambiar de tarjeta sin cambiar de banco? Rotundamente sí, pero para ello se tienen que dar determinadas circunstancias, una de ellas es encontrar tarjetas que no nos exijan un grado de vinculación determinado con la entidad que las emite y que a la vez nos proporcionen los beneficios o las prestaciones que buscamos.
¿Sabes protegerte del robo de datos de tu tarjeta de crédito?
La justificación para el cambio de tarjetas de crédito va tener que ver siempre con las condiciones que esa tarjeta va presentar en relación a lo que buscamos; habitualmente tarjetas de crédito baratas en cuanto a gastos, con límites interesantes de financiación, y si es posible que presenten descuentos y bonificaciones.
Por ello, el primer paso antes de realizar el cambio de tarjetas de crédito es valorar con nuestra propia entidad o con la entidad con la que más trabajamos la posibilidad de obtener alguna tarjeta que nos presente ventajas similares; debemos tener en cuenta que en ocasiones el hecho de la vinculación también va a bonificar determinados aspectos las tarjetas de crédito, por lo tanto negar de entrada la posibilidad de obtener los mismos beneficios (o incluso superiores) en nuestra entidad habitual sin haber consultado es un error de bulto.
Tarjetas emitidas por entidades no bancarias
Pero luego encontramos una segunda línea de tarjetas de crédito expedidas por entidades no financieras como pueden ser distribuidores de combustible (ahí está por ejemplo la tarjeta Visa Cepsa, una de las mejores tarjetas de descuento de nuestro mercado), grandes superficies comerciales o marcas propias como American Express, Visa o MasterCard entre otras opciones.
¿Qué son las tarjetas bancarias prepago? ¿Son baratas?
La principal ventaja de este tipo de productos, al margen desde luego del hecho de no tener que vincularnos a través de la contratación de otros productos en paralelo como cuentas asociadas, reside en el hecho de que suelen ser propuestas muy concretas que afectan a cuestiones también muy concretas; vamos a encontrar tarjetas especializadas en el aplazamiento de pago, tarjetas de descuento verdaderamente potentes en lo relativo al combustible, tarjetas de descuento orientadas a las compras en grandes superficies… en definitiva, tarjetas perfectamente complementarias entre sí y con nuestras tarjetas de crédito o débito habituales, que nos permitirá generar combinaciones de uso muy potentes en algunos casos y que nos pueden aportar verdaderos beneficios como usuarios.
Qué le pido a la tarjeta de crédito
Debemos partir de una base que no en muchas ocasiones se utiliza realmente a la hora de plantearse la necesidad de una tarjeta de crédito; ¿para qué necesito una tarjeta de crédito?
Esta pregunta no es una obviedad; en función del uso que vayamos a dar a la tarjeta, nos va a convenir más un modelo de oferta u otro; por ejemplo si realizamos muchos viajes aéreos, obviamente nos interesa buscar una tarjeta que nos proporcione beneficios en función de ese uso, sin embargo, si el uso de la tarjeta en su mayoría va a verse implicado en la retirada efectivo, necesitaremos otro tipo de tarjeta con otras prestaciones diferentes.
Por tanto antes de plantearse nada, la primera cuestión a resolver es tener claro lo que demandamos de una tarjeta de crédito.