Las tarjetas de crédito pueden ser una excelente herramienta de financiación si se saben utilizar correctamente. Es probable que cuando repases el uso de tus tarjetas en época de mucho uso (este verano por ejemplo) te lleves alguna sorpresa poco agradable. Si es así y deseas usar mejor este producto en el futuro aquí van cinco consejos para lograrlo.
En general se podría decir que no sabemos utilizar bien las tarjetas de crédito. Y no es que desconozcamos cómo se realizan pagos y compras, es obvio que éstos prácticamente lo primero que se aprende, sino que en la mayoría de ocasiones desconocemos las mecánicas de buenas prácticas asociadas a un buen uso de la tarjeta de crédito.
Y es que mejorar el uso de una tarjeta de crédito no sólo se basa en usar más o menos el crédito que nos propone o negociar más o menos las comisiones que presentar, va más allá y requiere la atención del usuario desde el momento mismo de la solicitud de contratación.
1 – Al solicitar la tarjeta
En los tiempos que corren buscamos realizar las operaciones de contratación lo más rápido posible. Éste es probablemente el primer error a la hora de contratar cualquier producto financiero pero, más en un producto de uso constante como las tarjetas.
Anular o cancelar una tarjeta de crédito
Debemos analizar todas y cada una de las condiciones particulares del producto y aquellas que no entendamos deben ser consultadas a la entidad que está obligada a proporcionarnos información.
Lógicamente será necesario tener claro qué tipo de uso le vamos a dar a la tarjeta, no todos responden del mismo modo en que las mismas situaciones. Por ello cuestiones como los intereses, las comisiones de demora, los posibles seguros asociados, la responsabilidad en caso de robo, los descuentos… deben ser siempre conocidos de antemano. Jamás firmar un contrato de tarjeta sin tener claros estos términos.
2- Pide copia de contrato y firma la tarjeta
Estos son dos errores habituales, dos errores que además sólo serán advertidos por el usuario en caso de problemas como diferencias con la entidad sobre gasto o comisiones por ejemplo, o en caso de robo o fraude.
Estas son las principales medidas antifraude en las tarjetas
Sin embargo lamentamos informar que la cifra de reclamaciones a la banca por problemas con tarjetas ha crecido mucho en los últimos años, mientras que los robos y fraudes de tarjetas son el delito con más tasa de crecimiento en nuestro país.
Por tanto se impone solicitar una copia de contrato con todas las condiciones y comisiones que el producto sea, y, por supuesto, firmar la tarjeta en cuanto la recibamos. Por cierto si podemos recogerla en persona en la entidad mucho mejor.
3 – Toma las medidas de seguridad básicas
Resulta curioso el hecho de una y otra vez se repitan los modelos de fraude relativos a las tarjetas de crédito. Y resulta curioso porque es uno de los pocos productos en los que todo el mundo en mayor o menor medida conoce las precauciones que tomar, que realmente no son muchas.
Sin embargo esa sensación de no me puede pasar a mi, muy extendida para estos productos en nuestro país, es el principal aliado de los cacos.
- Las medidas de protección, como el lector ya sabe, pasan por ejemplo una revisión de los cajeros antes de utilizarlos y no usarlos en caso de observar elementos ajenos o no habituales, llevar firmada la tarjeta de crédito, no permitir que se realicen cobros con su tarjeta de crédito fuera de su rango de vista, no llevar jamás encima el número PIN, memorizarlo y no asociar nunca este a cuestiones como cumpleaños, fechas de boda, edad de hijos etc… por ejemplo, aunque puede ser un poco pesado, resulta útil suscribir los servicios de alerta SMS que nos avisaran cada vez que no se tarjeta realice una operación.
4 – Control e información
Este es otro de esas cuestiones que a veces, sobre todo cuando utilizamos mucho las tarjetas, se olvidan. Por ejemplo resultan muy importantes los justificantes de las operaciones, es más, y aunque parezca excesivo puede ser muy positivo para el control de sus gastos unir dichos comprobantes de operación con las facturas o tickets en los que se han empleado.
Esto le permitirá por un lado realizar mensualmente un control exhaustivo de los movimientos de su tarjeta, pero, además, resulta imprescindible a la hora de plantearse por ejemplo reclamaciones.
La información sobre nuestro producto a todos los niveles de básica por eso cualquier duda siempre debemos expresarla ante la entidad. Recordemos que hemos contratado un servicio y que la entidad tiene la obligación de informar.
5 – Exprimir el crédito no es tan buena idea
A pesar de que efectivamente se ha convertido durante estos años de crisis en uno de los pocos instrumentos de financiación al alcance de los usuarios medios, la tarjeta de crédito tomada como elemento de financiación constante (vivir a crédito de la tarjeta) es una pésima idea.
No sólo estamos hablando de unos costos elevados por encima de la media por ejemplo los créditos al consumo, también los productos con poca flexibilidad ante los impagos y que puede generar a muy corto plazo un sobreendeudamiento difícil de frenar en cualquier economía doméstica.
La mejor manera de controlar esto es tener claro para qué son realmente útiles las tarjetas de crédito más allá de que en algún momento puntual, efectivamente, puede servirnos de instrumento de financiación.