Internet ha logrado sin ningún género de duda el replanteamiento de muchas cuestiones en todos los ámbitos desde su aparición. Por supuesto, los movimientos que han existido y aún se siguen generando, alrededor los productos financieros motivados por Internet son más que evidentes, y alcanzan desde luego, y tal vez en mayor medida que otros, a las tarjetas de crédito, y también las tarjetas de débito, porque, en buena medida, se convierten en un modelo de pago para las compras en Internet, modelo de pago que no aporta a todos los usuarios el mismo convencimiento en cuanto a seguridad.
Es cierto que la mejora de los niveles de seguridad en las transacciones con tarjetas en Internet es más que evidente, pero también es cierto que esa sensación de desconfianza sigue existiendo, es por ello que la banca, como de costumbre, se reinventa, y nos ofrece un producto concebido especialmente para este fin; las tarjetas virtuales.
Qué hacer ante la perdida o robo de una tarjeta
El mecanismo de funcionamiento de estas tarjetas no puede ser más básico; la entidad financiera va a crear una tarjeta a todos los efectos con sus dígitos de identificación, código CVV2 y fecha de caducidad, sin embargo, la tarjeta no existirá físicamente, no es un producto tangible, es un producto exclusivo para su uso en la red.
Otro elemento de seguridad que acompaña este tipo de productos es la posibilidad de su carácter de tarjeta prepago. Mediante este carácter de prepago, cargaremos en la tarjeta exclusivamente aquello que vayamos a gastar, y posteriormente la tarjeta quedará sin saldo y por tanto, no podrá utilizarse excepto mediante otra recarga.
Habitualmente, se trata de tarjetas gratuitas, pero, nos van a pedir comisiones en la recargas al hacer transferencia desde nuestras cuentas a la tarjeta virtual, habitualmente suelen ser comisiones en el entorno del 1%, aunque pueden presentar mínimos por operación, con lo que conviene efectivamente conocer de antemano estos mínimos por operación para que cada recarga nos salga lo más barata posible en cuanto a gastos.
Una opción interesante para las compras en Internet, y para aquellos usuarios que no quieren utilizar sus tarjetas de crédito habituales a este efecto.