A día de hoy, la gran mayoría de usuarios dispone de tarjetas, tanto de crédito como de débito. No obstante, no todos los usuarios saben realizar un correcto uso sobre las mismas, por lo que acaban adquiriendo una deuda importante a lo largo del año con su entidad bancaria, una situación poco agradable para cualquiera. Por eso, a continuación te proponemos una serie de consejos para mejorar el uso que le damos a nuestros plásticos.
Lo cierto es que no cabe duda de que la mayor parte de los usuarios no utiliza de manera correcta sus tarjetas, puesto que por ejemplo, suelen abusar del crédito y llegan a adquirir un importante nivel de deuda con su banco del que parece casi imposible librarse. Para poder hacer un buen uso de este tipo de herramientas financieras, debemos ser conscientes de sus ventajas e inconvenientes.
Cómo sacar partido a las tarjetas de crédito
Antes de realizar la contratación de una nueva tarjeta de crédito, hay que informarse sobre la que mejor nos conviene teniendo en cuenta nuestra situación económica y personal. Es decir, si hemos encontrado una tarjeta que cumple con nuestras necesidades, antes de anticiparnos a su inmediata contratación, debemos estudiar con detenimiento las condiciones que la entidad nos impone para poder adquirirla.
Esto es realmente importante, ya que muchas de ellas ni siquiera las entenderemos en un primer momento, por eso es mejor consultar sobre ellas a la entidad antes de firmar nada, para que nos lo expliquen todo y tengamos claro al nivel que nos exponemos con esta futura contratación.
Como ya mencionamos, nuestra situación personal es clave a la hora de saber el tipo de intereses a los que podemos hacer frente, así como las comisiones de demora que podemos adquirir, los posibles seguros asociados, los descuentos… Todos estos aspectos debemos tenerlos claros antes de contratar la tarjeta, ya que por muy ideal que nos parezca al principio, si no nos hemos informado debidamente, es muy probable que nos llevemos sorpresas desagradables en el futuro.
Una vez que estamos completamente seguros de que la tarjeta que hemos encontrado cumple con nuestras necesidades y podemos asumir las obligaciones que la entidad nos impone, es el momento de realizar la contratación. Dos errores muy básicos que cometen a menudo los usuarios en un momento tan determinante como este, es no pedir una copia del contrato que han firmado, ni tampoco firmar la propia tarjeta.
A pesar de la poca importancia que se les suele dar, son dos aspectos importantísimos en caso de que nos lleguen a robar el plástico o se cometa algún tipo de fraude, dos sucesos que por desgracia van en aumento en España desde hace años.
Asumir pocos riesgos con las tarjetas
Como todo en la vida, es preferible arriesgarse lo menos posible, y aunque nos parezca imposible que alguien nos llegue a robar la tarjeta o cometa fraude con ella, es necesario reclamar una copia del contrato y firmar el propio plástico, ya que no sabemos los problemas que nos depara el futuro, y de esta manera nos aseguramos de estar bien protegidos.
Un error muy extendido en el que caen casi todos los usuarios poseedores de una tarjeta de crédito, es vivir del propio crédito que el plástico les ofrece. Esto es un error garrafal principalmente por dos aspectos. El primero, que tirando del crédito al final asumimos unos costes desorbitados, ya que la tarjeta posee una serie de intereses a tener en cuenta. Y lo segundo, es que se trata de una herramienta financiera con muy poca flexibilidad respecto a los impagos, por lo que sin duda acabará provocando un sobreendeudamiento muy complicado de asumir para cualquier familia media española.
Por lo tanto, el uso de estas tarjetas debe ser moderado y consciente. El usuario debe encontrarse debidamente informado sobre ellas, tanto para bien como para mal, de forma que un imprevisto no le suponga un problema a largo plazo en ninguno de los casos.