Distinguiendo los modelos de tarjetas: crédito y débito

Está claro que la mayoría por no decir todos los usuarios de productos financieros conocen las principales características de los diferentes modelos de tarjetas, fundamentalmente de cuando hablamos de las tarjetas de crédito o las tarjetas de débito, sin embargo, y a sabiendas de que existen otros modelos y propuestas para este tipo de productos, conviene de vez en cuando acercarnos a las definiciones generales de dichos modelos.

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Las tarjetas de débito

Tal vez por tratarse de la más común, la tarjeta de débito es probablemente más conocida en sus generalidades que incluso las tarjetas de crédito.

Básicamente cuando accedemos a una tarjeta de débito nos encontramos ante un producto que nos permitirá realizar pagos en comercios y prácticamente todo tipo de establecimientos, así como el acceso a metálico disponible a través de las diferentes redes de cajeros, con la salvedad de que estas operaciones sólo podrán realizarse en caso de que la cuenta a la que se asocia la tarjeta posee un saldo positivo.

Por regla general este tipo de productos carecen de costes y comisiones o éstos resultan significativamente más bajos que en las tarjetas de crédito, por otro lado los límites de disponible diario suelen venir implícitos en el contrato de cada diferente propuesta aunque son fácilmente negociables.

Las tarjetas de crédito

Tampoco hay que incidir mucho en la tarjeta de crédito que también resulta conocida al menos en sus generalidades; un producto que nos permite básicamente hacer las mismas operaciones que antes veíamos para las tarjetas de débito, con la variante de que en este caso podremos realizar dichas operaciones a crédito, es decir independientemente del saldo asociado a través de una cuenta a la tarjeta, pero, sin embargo, estas operaciones siempre estarán vinculadas al uso y disposición de los límites máximos de crédito de cada tarjeta.

Aquí vamos a encontrar realmente una amplia categoría de propuestas basadas desde la amortización total de los disponibles de manera aplazada en diferentes períodos de tiempo, hasta las propuestas de cuotas fijas mensuales de amortización sobre los disponibles entre diferentes variantes.

Este modelo de tarjetas de crédito presentan generalmente un mayor nivel de comisiones y gastos que el mismo producto a débito, aunque, es cierto, dependiendo de los diferentes niveles de vinculación del usuario con la entidad estos gastos y comisiones podrán verse reducidos de manera sensible.