El pago aplazado con tarjeta de crédito puede ser una buena herramienta, pero no siempre. Conozcamos las claves para entender cuándo conviene y cuándo no usarlo.
A priori, podemos ver el pago aplazado en tarjetas como una solución fácil y cómoda para hacer frente a un pago. Sin embargo, antes de hacer uso de esta herramienta, lo más conveniente es informarse sobre lo que vamos a hacer y las repercusiones que va a tener para nuestro bolsillo.
Qué es el pago aplazado
A menudo, los usuarios se dejan convencer por todos los aspectos positivos que tiene una tarjeta, como por ejemplo lo cómoda que es en el momento de realizar pagos, y que por supuesto es mucho menos engorrosa que llenar la cartera con billetes y monedas. Pero estos plásticos no son un milagro financiero, también poseen su parte mala, y la gente apenas se informa sobre ello hasta que ya es demasiado tarde.
Las tarjetas de crédito siempre traen consigo una serie de intereses que la entidad bancaria nos cobrará cada vez que hagamos uso de ella. Dichos intereses pueden llegar a alcanzar hasta el 20%, por lo que no es una cosa que deba usarse a la ligera.
También es importante no habituarse a comprar las cosas a plazos. Los expertos recomiendan hacer un uso responsable de la compra a plazos, y realizar los pagos en el menor periodo de tiempo posible, puesto que los intereses hacen que acabemos pagando mucho más que si hubiéramos comprado dicho producto o servicio de una sola vez.
Formas de aplazar un pago en una tarjeta de crédito
Quizás no lo sepas, pero no solamente existe un único método para aplazar los pagos. Los que más ofrecen las entidades bancarias, son:
- Pago aplazado. Es la opción más usada por los usuarios, y te permite escoger dos formas de realizar el pago: cantidad fija mensual o porcentaje fijo mensual. El primero supone el pago de un importe que no variará de ninguna manera durante todo el proceso. Y el segundo se basa en fijar un porcentaje mensual que será restado de cuenta bancaria hasta dar por finalizada la compra.
- Pago a fin de mes. Escogiendo este método de pago, el importe de tu compra a plazos será abonado todos los días 1 de cada mes, durante los meses que se hayan acordado.
Como hemos dicho, estas solo eran las opciones más comunes, puesto que existen entidades bancarias que nos pueden ofrecer lo siguiente:
- Compra fácil. A través de esta opción podrás financiar una o varias compras, abonando los precios pertinentes en el momento pactado. Una diferencia importante respecto a los métodos de pago que hemos visto anteriormente, es que puedes fraccionar los pagos en un periodo de 3 a 24 meses. Aún así, es recomendable que realices los pagos en el menor periodo de tiempo posible.
- Fraccionar recibos. Se trata de un servicio totalmente novedoso, que te ofrece la posibilidad de fraccionar los pagos que estén domiciliados durante un periodo máximo de 58 días. El único requisito para poder disfrutar de esta opción, es disponer de un límite de tarjeta que se corresponda con el precio del recibo.
Intereses de las tarjetas
Como ya mencionamos antes, el hecho de poder pagar a plazos es una opción tremendamente atractiva para usuarios que no podrían hacer frente a los gastos si no pudieran disponer de esta opción. Pero recalcamos que es un tema en el que hay que informarse debidamente y no aceptar cualquier oferta que nos parezca tentadora.
Siendo claros, los intereses son el principal contra que tienen las tarjetas de crédito. A día de hoy, en España, las entidades bancarias suelen cobrar una media de intereses de hasta un 20%, una cantidad bastante excesiva. Por eso, es importante documentarse sobre el tipo de intereses que nos ofrece nuestra entidad bancaria respecto a otras, escogiendo siempre aquella que disponga del interés más bajo y beneficioso para nosotros, dentro de lo que cabe.