Dentro de las modificaciones que algunas tarjetas de débito o crédito ofrecen encontramos la posibilidad de obtener bonificaciones de devolución. No son muy comunes, pero pueden ser muy eficaces.
Las tarjetas en la actualidad han ido variando sus prestaciones, de manera que ofrecen cada vez en mayor medida servicios y funcionalidades como, por ejemplo, la posibilidad de ofrecer la devolución de determinados costes o gastos. Por ejemplo, un porcentaje de las compras.
El importe devuelto se suele ingresar siempre en la cuenta corriente asociada a la tarjeta, en el caso de las tarjetas de débito, o en la línea de crédito, en el caso de las cuentas de crédito.
Otros tipos de devolución
Sin embargo, también es posible obtener la devolución mediante cheques regalo, canjeable en futuras compras en ese mismo comercio. Por ejemplo, este sistema es habitual en las líneas de gasolineras, que además de darnos un descuento directo sobre el precio de venta, a veces también dan al cliente un cheque con un tanto por ciento de lo que haya consumido durante ese período con el plástico.
La forma más habitual que existe para la devolución de compras con tarjeta, es la siguiente:
- Abono del dinero en la cuenta corriente. Es decir, si la tarjeta es de débito y devuelve el 5% de todas las compras que hayamos realizado en supermercados, y este mes hemos gastado unos 100 euros, en la fecha que se precise nos ingresarán 5 euros en la cuenta.
- Abono del dinero en la línea de crédito. Por otro lado, si la tarjeta es de crédito, la entidad procederá a abonar la bonificación en la línea de crédito asociada al plástico. De esta manera, se aumenta el límite del que podremos disponer en nuestra siguiente compra. Suele estar disponible al mes de haber realizado la operación.
- Entrega de un cheque regalo. El dinero de la correspondiente devolución se entregará mediante un cheque ahorro que podremos canjear en las próximas compras que hagamos, por lo que estaremos ahorrando dinero.
El proceso de devolución de nuestras compras se establece de una determinada manera en función de la entidad en cuestión y del tipo de tarjeta de la que dispongamos. Lo mejor es informarse con exactitud, bien de forma presencial, bien por teléfono, o por e-mail, o incluso leyendo los términos y condiciones de cada compañía. De manera que, antes de contratar una tarjeta, debemos comprobar de forma exhaustiva esta clase de información, para luego no llevarnos sorpresas.
En este post te mostramos los principales seguros asociados a las tarjetas de crédito
Dónde conseguir estas tarjetas
Si este tipo de productos te interesa y quieres conseguir una tarjeta que devuelva un porcentaje del importe de tus compras, puedes contratarlas fácilmente mediante las entidades que te enseñamos a continuación:
- Bancos y financieras. Los bancos son uno de los principales proveedores de tarjetas sin comisiones. También hay bancos que nos ofrecen tarjetas de fidelización, pero estas sólo devuelven una parte del importe de las compras que se realicen en una serie de establecimientos en concreto.
- Compañías privadas. Los grandes almacenes, las gasolineras o los hipermercados, por ejemplo, suelen ser quienes disponen de tarjetas de fidelización que devuelven un porcentaje de las compras realizadas en sus establecimientos.
En el fondo no es tan importante en qué entidad obtengamos nuestros plásticos con devolución de compra, sino que estemos realmente satisfechos con las ventajas que nos vayan a ofrecer, vengan de donde vengan.
Depende de cómo usemos este tipo de tarjetas, podremos conseguir ahorrar cada mes, no obstante también pueden tener costes asociados, como cuotas de emisión o mantenimiento, o incluso intereses si se llegan a usar como método de financiación. Los costes más habituales asociados a las tarjetas que devuelven una parte del importe de las compras son los siguientes:
- Intereses por fraccionar las compras: si usamos una tarjeta de crédito para repartir el coste de una compra en cuotas mensuales, independientemente de si bonifica o no las compras, se deben pagar intereses. Generalmente oscilan en torno al 21%, pero pueden incluso superar esta cifra. No obstante, es posible encontrar tarjetas con un interés muy inferior.
- Cuotas de emisión y de renovación: existen ciertas compañías que aplican a sus clientes una comisión, por la emisión de tarjeta y por su correspondiente mantenimiento. Esta primera cuota sólo se cobrará únicamente en el momento de la solicitud, no obstante, la de mantenimiento se aplica de forma regular. También existen otras compañías que no las cobran, o que incluso las eliminan si el cliente cumple ciertas condiciones.
- Comisiones por otras operaciones: existen algunas operaciones que podemos realizar con nuestras tarjetas con devolución de compras, pueden implicar el cobro de comisiones por parte de la entidad emisora. De manera que es importante leer el contrato y conocer las tarifas asociadas. Un claro ejemplo de esto puede ser la extracción de efectivo en cajeros ajenos a la entidad, que no siempre es gratis.
Las limitaciones más habituales que suelen conllevar este tipo de tarjetas, son las siguientes:
- Promociones temporales: hay bancos que nos ofrecen tarjetas que nos devuelven el dinero de las compras realizadas durante todo un año, sin embargo, cuando pasa ese período de tiempo, las devoluciones desaparecen. Existen otras entidades que mantienen dicha ventaja cuando pasa el año, pero reduciendo ligeramente el porcentaje devuelto.
- Devolución solo de las compras en establecimientos concretos: ciertas tarjetas con devolución de dinero, sobre todo las emitidas por compañías privadas, sólo te reembolsan un porcentaje de las compras que realices en establecimientos que pertenezcan a la empresa que emita la tarjeta, o que estén vinculadas a acuerdos de financiación con la entidad emisora.
- Devolución de un porcentaje de las compras aplazadas: esta opción sólo se suele permitir cuando el cliente usa la modalidad de pago aplazado. De manera que el titular de la tarjeta tendrá que pagar los intereses que le aplique la entidad, por aplazar el pago de sus compras.